LA MISERIA
Dicen que había un hombre que se llamaba Miseria y era herrero. Ya cansado de la pobreza, porque no tenía que darle de comer a los hijos, resolvió entregarle el alma al diablo por tres bolsas de plata . En el plazo de un año debía venir el diablo a llevarlo.
Un día se le presenta un viejito andrajoso en un caballo flaco y sin herraduras. El herrero le dio hospedaje, la mujer lo remedó, lo lavó y le colocaron herraduras al caballo. Cuando el viejito se quiso ir, le dijo al herrero:
- ¿Con qué te pagaré el favor que me has hecho?
- ¡No es nada!
- Bueno, te daré tres dones: el que se siente en esta silla no se levantará hasta que lo ordenes; el que entre en esta bolsa no saldrá sin que vos le ordenes y el que suba en esa planta de nogal no se bajará mientras vos no le ordenes.
Se despidió el viejito y se fue. Este había sido Tata Dios.
Cuando se cumplió el plazo, vino un diablo a llevarlo y el herrero le dijo:
- Espere que termine de hacer una herradura; siéntese a descansar en esa silla. Cuando terminó de hacer la herradura, le dijo al diablo:
- ¡Vamos!
Y como el diablo no se podía levantar, se quedó sentado.
Al rato le dijo el diablo al herrero que si lo dejaba levantar le iba a perdonar la vida por un año más: el herrero le ordenó que se levante y el diablo se fue.
Cuando se cumplió el otro año vinieron tres diablos a llevarlo y el hombre les dijo:
-Esperen que acabe de hacer esta herradura; suban a comer nueces.
Se subieron los diablos al nogal y no se podían bajar. Desesperados le dijeron al herrero que le iban a perdonar un año más la vida si los dejaba bajar. El herrero les ordenó a los diablos que se bajen y se fueron.
Al año siguiente vienen cincuenta diablos en mula a llevarlo al herrero. Este les dijo:
-Voy a ir, pero antes entren todos adentro de esta bolsa.
Los diablos se metieron y el herrero los agarró a palos. Los diablos le pidieron que los deje, que le iban a perdonar la vida si los sacaba de adentro de la bolsa. El herrero así lo hizo y los diablos se fueron.
Cuando Miseria murió, Dios no lo recibió en el Cielo porque vendió el alma al Diablo. Bajó al Purgatorio y tampoco lo recibieron; entonces se fue al Infierno cargando el palo.
Salieron los diablos a recibirlo y al ver a Don Miseria con el palo, salieron disparando y cerraron la puerta del infierno.
Se volvió a Dios Don Miseria y les dijo que los diablos no querían recibirlo.
Entonces Dios lo mandó a que ande por el mundo, y es por eso que la Miseria nunca se acaba.
(Augusto Raúl Cortazar es un hombre que se ha dedicado a estudiar el folclore en Argentina. Y como todo investigador, publicó muchos trabajos. En su libro "Literatura y Folclore" figuran algunos cuentos que desde hace años se vienen contando entre la gente de algunas regiones)
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