18 feb 2016

LA REALIDAD DE EROS - GENERACIÓN DEL 900

LA REALIDAD ERÓTICA

   “Nadie puede imaginarse hasta donde llega el pudor aborigen de las uruguayas. Requeridas por el pretendiente, hay entre ellas quien se defiende durante tiempos y tiempos a rodillazos, con las manos, con los pies, haciendo armas de los objetos de la sala, echando espuma por la boca, pirueteando, escurriéndose en el suelo, bajo los muebles, detrás de las puertas, fatigando al gladiador, que acaba por ceder, dominado por aquel apocalipsis de protesta, por la tenacidad indígena de aquellas fieras enfaldadas.

 A ciertos novios les hace gracia esta resistencia que dobla sus apetitos, que aumenta la ilusión que ellos tienen de su amada y acaban por expresar a ésta el agradecimiento por las patadas recibidas, casándose gozosos, en premio de tal conducta. Cierto novio decíame: su resistencia duró nueve años como el Sitio Grande, después de la cual los azahares del matrimonio ornaron su cabeza de Minerva. Si ella me hubiera cedido, la hubiera abandonado, en la certeza de que yo no fui el primero.

   Excusado es decir que los pretendientes gustan de enseñar como cicatrices gloriosas los moretones que en sus perniles dejan los puntapiés de sus Julietas. Estos por lo común salen descompaginados de la lucha; llevando alguna fractura en la corbata, el saco o la camisa; con dos o cuatro botones menos. Sus novias recogen poco después como botín de guerra algunos mechones de cabello que han quedado esparcidos entre la alfombra y los suelen ofrecer a la Virgen Inmaculada dentro de un relicario, impetrando fuerzas para la salvación de su virginidad.


Julio Herrera Y Reissig (“Los Nuevos Charrúas”)

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